Un lindo gatito.

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-Hunnie- dijo Luhan cariñosamente mientras el pequeño se acomodaba sobre su regazo.
Sehun comenzó a ronronear mientras se apoyaba en el pecho del mayor.
Luhan aun recuerda el día como si hubiera sido ayer, el día en que encontró a Sehun. Luhan caminaba de vuelta del trabajo cuando mientras caminaba apresuradamente a través de las oscuras calles de la ciudad escucho un débil gimoteo, Luhan se quedo estático sin saber si echarse a correr, esconderse o acercarse.
Después de unos minutos de quedarse parado esperando para ver que sucedida, descubrió que el gimoteo provenía detras de los botes de basura que estaba apilados en la esquina del callejón. Al acercarse descubrio el cuerpo de un delgado muchacho que por lo que podía ver había sido salvajemente golpeado.
Luhan se acercó rápidamente y fue entonces que pudo ver las orejas y la cola del muchacho.
-Un neko- susurro Luhan. Ahora comprendía la razón por la cual había sido brutalmente atacado. Los nekos eran perseguidos por ser el resultado de experimentos, eran  considerados un fenómeno o un abominación por lo que eran perseguidos para golpearlos, matarlos o para capturarlos y venderlos en el mercado negro.
Luhan no lo pensó dos veces y con algo de esfuerzo llevo al pequeño a su departamento para curar sus heridas porque dejarlo solo significaba la muerte del neko, para la fortuna del menor Luhan era doctor. Después de algunos meses Sehun se convirtió en una parte central de su vida, lo había cuidado durante semanas.
-Hannie- susurro Sehun mientras besaba suavemente los labios del mayor -te amo- añadió mientras su cola se enroscaba al rededor del brazo del mayor.

-¡Te amo mi lindo gatito!- respondió Luhan mientras volvía a besar suavemente los labios del neko.